jueves, 18 de junio de 2009

LOS HÁBITOS DE LOS ESCRITORES

He leído en el blog de Lecturalia una entrada muy curiosa sobre las rutinas de escritores (y no-escritores), en la que incluyen un link a la página dailyroutines, una recopilación (en inglés) de los diferentes hábitos de "artistas, escritores o, simplemente, gente interesante”. El autor del post de Lecturalia resalta la minuciosidad de Haruki Murakami, que escribe con horario fijo y hace deporte por las tardes. Mucho deporte: cada día corre 10 kilómetros o nada 1.500 metros. También cita a Truman Capote y su costumbre de empezar a trabajar con café y cigarrillos, para acabar la jornada tomando jerez y martinis. Sería interesante saber qué partes de su obra son las que escribió al final del día. O Kingsley Amis, “que escribía hasta que abrían el pub por la tarde”. Me imagino a ese buen señor redactando las últimas frases deprisa y corriendo para bajar cuanto antes a tomarse unas cervecitas. ¿O tal vez serían unos whiskies?

Cotilleando ya en la propia página dailyroutines, me llaman la atención las respuestas de Paul Auster. Dice que escribir novelas es una experiencia tan absorbente – tanto a nivel físico como mental – que necesita hacerlo todos los días para mantener el ritmo. Incluso los domingos, siempre que le sea posible. También comenta que cuando deja de escribir, por ejemplo dos semanas a causa de un viaje, necesita otra semana para recuperar el ritmo con el que había trabajado antes. Aquí me identifico plenamente con Auster, porque si pierdo el hilo por una interrupción involuntaria, como puede ser un viaje u otras obligaciones que me obligan a aparcar por un tiempo lo que estoy escribiendo, después me cuesta lo mío volver a coger el dichoso hilo .

Stephen King empieza de 8.00 a 8.30 y tiene preparadas sus vitaminas y su música, se sienta siempre en el mismo sitio y sus papeles están siempre dispuestos del mismo modo.

Toni Morrison comenzó su carrera literaria escribiendo de madrugada, porque a esa hora aún dormían sus hijos y no la interrumpían. Y esto me da pie a la reflexión sesuda de hoy, porque incluso en días calurosos como éste hay que parir alguna sesudez: lo de condicionar los horarios de escritura a los de los niños (y los del resto de la familia) es algo que no mencionan los hombres cuyos hábitos se recopilan en dailyroutines. Pero estoy segura de que lo hacemos la mayoría de las mujeres que nos empeñamos en escribir. Adaptamos nuestros horarios a las necesidades de la pareja, o las de toda la familia, además atendemos nuestros otros trabajos, y escribimos “en ratos libres”. Y como sacar a flote una novela es un gran esfuerzo mental y físico (ésto no lo ha comprobado sólo Paul Auster), acabamos doblemente agotadas porque atendemos más frentes al mismo tiempo que los hombres.

Aquí dejo los links de las dos webs. Merece la pena leerlas.


13 comentarios:

39escalones dijo...

Si les comentara yo mis hábitos creo que les fundiría el pichorro-web. Porque tan acelerado como voy, pienso los textos de camino al trabajo, apunto las ideas en un post-it o en una servilleta del bar, lo rumio en el camino de vuelta a casa y entre película y película me escribo lo que sea como mucho en diez minutos... Así voy de agobiado cada día.
Pero la gente que lo hace bien y con seriedad termina tomándolo como lo que es, un trabajo serio (hay algunas manías de lo más curiosas). Cuando tenía tiempo y espacio para escribir, mis horas preferidas eran entre las once de la noche y las tres de la madrugada.
Saludos.

LUIS ROSER RODRIGUEZ dijo...

Hola Carmen, me identifico totalmente con lo que dices con respecto a Auster, a mi me suele ocurrir lo mismo.

Me quedé con ganas de saludarte en la feria del libro, al final fui el domingo.

Un saludo Carmen

Anónimo dijo...

Desde mi muy humilde y precoz necesidad de escribir, tengo que reconocer que la noche bien entrada y la tranquilidad es básica para que el resultado sea mínimamente aceptable. Creo que siempre he sido 'ave nocturna' como dice mi madre...
Pero también estoy de acuedo contigo Carmen en que si la parte del día la ocupo en otros trabajos (obligatorio remunerado y obligatorios sin reconocimientos) tengo que robar tiempo al sueño para poder sacar mi otra labor adelante.
NO debo escuhar música de ninguna clase, sólo sentir el silencio que me envuelve y mi voz interior surgirá 'siempre que las musas me brinden su halo'.
besos.
mon

Carmen Santos dijo...

39escalones: Pues leyendo tus textos, cualquiera diría que los pergeñas deprisa y corriendo. No hay más que asomarse a tu blog para ver que escribes muy bien.
Lo de escribir hasta la madrugada a mi no me sale. Después de las diez de la noche, ya se me adormila el cerebro y no doy para mucho.
Besos

Luis: Sí, lo de retomar el hilo después de una interrupción suele ser duro. Para evitar eso, cuando me embarco en una novela procuro no dejar pasar muchos días sin escribir. Sólo interrumpo la escritura en caso de fuerza mayor. Así acabo de exprimida cuando termino el último capítulo.
Ya nos saludaremos en la próxima Feria o en el próximo sarao literario.
Besos

Mon: Como ya comento más arriba, yo no suelo escribir por la noche. A partir de las diez me entra un adormilamiento que no se me ocurren más que tonterías. Mis mejores horas son las primeras de la mañana o las primeras de la tarde. Últimamente suelo escribir por las tardes. Eso sí: sin ningún tipo de música, como tú. Con música de fondo me distraigo.
Besos

entrenomadas dijo...

Si es que lo hábitos nos habitan más de lo que queremos.
Interesante post.

Kisses,

Marta

Anónimo dijo...

Interesante entrada la que nos ofreces hoy sobre los hábitos de los escritores. Lamentablemente, sigue presente la situación de la mujer que continúa siendo de esfuerzos añadidos a la de los hombres. Aún nos queda mucho camino por recorrrer para que la igualdad sea un hecho real.

A pesar de todo, no dejes de escribir, tus lectores te esperamos...

Besos

Celia Santos dijo...

el problema es que si una mujer escribe, es un hobbye y sólo si consigue publicar y vendes miles de copias en su casa se la empieza a tomar un poco en serio. Si un hombre decide escribir, es porque ha encontrado el sentido de la vida o algo así y necesita tranquilidad y que nadie le molesta para poder sacar todo lo que lleva dentro.

Evidentemente, estoy generalizando, claro.

Yo soy como 39 escalones. Escibo en el tren de camino al trabajo, a la hora del desayuno, en esquinas de hojas de periódico... incluso a veces, cuando estoy trabajando y me viene una idea, la escribo en el correo electrónico y me la envío a casa. Lo divertido después es reunir todos los fragmentos y tratar de montar algo legible.

besitos

Celia Santos

Anónimo dijo...

Si me toca la lotería te subvenciono para que solo te dediques a escribir,39.
¡¡No me puedo creer lo que dices!!
Desde luego para las mujeres siempre es un handicap cualquier cuestión fuera de otras cosas,(no soy feminista)....
Pero ¿ por qué nosotras siempre lo tenemos más difícil ?Ya no solo en escribir sino en otras muchas cosas.
Exceptuando jetas por ahí,ejemplo A.R. Carmen ,estupendo lo que has colgado.
Saludicos

carmen dijo...

El anónimo soy yo.Sorry.
Saludicos

Carmen Santos dijo...

Marta: Ya lo creo. Los hábitos se instalan en nuestra vida y acaban dirigiéndola.
Besos

Ernesto: Y que lo digas. No se puede negar que las mujeres hemos avanzado mucho en las últimas décadas, pero aún nos queda el esprint final (o varios).
Besos

Celia: Aunque sea una situación general la que describes, creo que si que hay mucha gente que piensa así.
Te digo lo mismo que a Alfredo: al entrar en tu blog y leer tus textos, cualquiera diría que escribes a ratos, porque lo haces muy bien.
Besos

Carmen: Me apunto a lo de las subvenciones si te toca la lotería. Mañana iré a ponerle velas a la Pilarica para que te toque. (Es broma!!!)
Yo también creo que las mujeres seguimos teniéndolo más difícil en muchos ámbitos. Pero también estoy convencida de que la que lucha y se lo curra, al final sale adelante.
Saludicos

Luis Borrás dijo...

Estimada Carmen.
Yo no me considero escritor, en todo caso lector y después me dedico a juntar palabras. Pero te diré algo. Me levanto a las 6,30 para ir al trabajo. Aprovecho la hora de la comida para leer algo, y a las 17 hrs. voy a buscar a los niños al colegio. Y tengo tres hijos. Hasta que los niños no están dormidos no puedo hacer nada. Después en lugar de quedarme viendo la televisión leo, y cuando termino el libro me pongo a pelearme con las palabras. Algunos días, sin darme cuenta son las doce y media o la una cuando me acuesto y al día siguiente vuelvo a empezar.
Comprendo perfectamente lo que dices y en esas circunstancias escribir una novela me parece algo milagroso.
Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Carmen: Me encuentro por primera ves con su blog y con usted como escritora.
La verdad no he leido ninguna de sus obras, pero como soy una busca-libros eterna, no dude que pronto las leeré.
No creo decirle nada nuevo, por aquello de Lo hábitos de los escritores,que Isabel Allende siempre comienza sus libros el 8 de enero (con excepción del libro de "Paula", que inició cuando su hija cayó enferma), se aisla de su familia y pasa un tiempo como de cuarentena.
Un beso: Daniela Matos

Carmen Santos dijo...

Luis B.: Jo, pues si que tienes los días ocupados. Tiene mucho mérito escribir con tan poco tiempo.
Discrepo en tu afirmación de que sólo te dedicas a juntar palabras. He leído lo que escribes en tu blog y me parece que lo haces muy bien.
Besos

Daniela: Bienvenida a este blog. A mí también me ha llamado siempre la atención la costumbre de Isabel Allende de iniciar todos sus libros el día 8 de enero. Y parece ser, además, que se rodea de rituales fijos, como encender una vela mientras escribe y cosas así.
Besos