miércoles, 27 de enero de 2010

CULEBROOOONES

Hoy voy a hablar de culebrones. El primero es el de Stieg Larsson, que sigue generando noticias. Ahora va y sale su ex jefe en la agencia de noticias TT, con el que se llevaba más bien mal, para poner en duda que él sea realmente el autor de la trilogía Millenium. ¿Las razones que aduce Anders Hellberg para justificar semejante afirmación? Cito textualmente el artículo de El País: "El lenguaje que utilizaba era pobre", escribía Hellberg la semana pasada, "el orden de las palabras incorrecto, la construcción de las frases era simple y la sintaxis completamente enloquecida”. Y el pobre Larsson sin poder defenderse de todas las burradas que vayan diciendo por ahí sobre él. Aunque siempre le quedará el consuelo de haber sido subido al mismo carro que Shakespeare, de cuya autoría también se ha llegado a dudar últimamente. ¿Tendrá la afirmación de Hellberg algún fundamento, o será envidia cochina? Continuará… supongo.

Aparte de su viejo adversario en la redacción, también le ha salido a Larsson un amigo bocazas, Kurdo Baksi, que ha escrito un libro titulado Mon ami Stieg Larsson. Este señor dice lo siguiente (cito de nuevo El País): Larsson no era buen periodista. Solía poner en boca del entrevistado cosas que nunca había dicho, se comportaba como "un hipersensible fanfarrón" y escribía textos partidistas…. Con amiguetes así… ya se sabe. Aunque éste, al menos, no ha puesto en duda la autoría de su amigo.

El segundo culebrón de hoy es de esos que la dejan a una sin palabras, porque aún no me he repuesto de la impresión que me ha causado el vídeo de Karmele, alias Popstar Queen, cantando eso del tsunami. No en vano dicen que la realidad supera la ficción. Y ésta lo hace con creces. Porque a ningún novelista, guionista o similar, por muy borracho o fumado que pueda sentarse a escribir, se le ocurriría una trama tan surrealista. Y para flipar un poquito más, basta con teclear en Google “Karmele Eurovisión” y pinchar en el botón de Noticias. Los resultados de la búsqueda incluyen perlas como: Estoy completamente hundida” (esto lo dijo la ínclita después de su descalificación en el concurso para elegir a quien represente a España en Eurovisión; Gente Digital, 22.01.2010), “Declaro la guerra a RTVE” (TeleCinco 23.01.2010), “Telecinco considera antidemocrática y anticonstitucional la descalificación de Karmele” (El País, 22.01.2010). Y yo que pensaba que nadie lograría superar aquello del Chiquilicuatre. Pero esto es como en el circo: siempre hay alguien que logra el más difícil todavía.

¡Qué bajo ha caído el Festival de Eurovisión! Y pensar que en los tiempos de Massiel lo vivíamos con entusiasmo y admiración.

La fotografía de Larsson la he tomado de El País

martes, 26 de enero de 2010

ENTREVISTA EN EL BLOG LIBROS Y LITERATURA

Copio más abajo la entrevista que me hizo Susana Hernández para el blog Libros y Literatura. Aquí está el enlace para los que queráis leerla de primera mano. La entrevista está ilustrada con fotografías relacionadas con el texto que, como siempre, no he conseguido copiar tal como están allí (torpe que es una). Si no habéis entrado aún en Libros y Literatura, merece la pena echarle un vistazo para leer sus reseñas, los artículos de actualidad literaria y las entrevistas.

Entrevista a Carmen Santos, autora de "Días de menta y canela"

Hace unos días dedicábamos una reseña, al libro de Carmen Santos “Días de menta y canela”, así que ya habéis tenido una primera aproximación al libro, y tiempo, quizá, incluso de leerlo, pero si no ha sido así, es posible que esta entrevista a la autora os anime a iniciar de forma inmediata su lectura.

Carmen Santos nació en Valencia, el 8 de marzo de 1958. Vivió en Düsseldorf (Alemania) desde los cuatro hasta los dieciséis años. En 1974 regresó con su familia a Valencia. Allí residió hasta 1981. Ese año se trasladó a Zaragoza, concretamente al Barrio de La Jota, un barrio joven donde en los años setenta llegaron numerosos emigrantes llegados desde diversos puntos de España, y muchos retornados de Francia y Alemania; allí, años después, nacieron el mítico grupo de Rock Distrito 14 y los modernísimos raperos Violadores del verso, así como otros escritores y artistas.

En 1989, Carmen Santos se decide a abandonar su trabajo en una importante multinacional para ir tras un sueño: Dedicarse a la literatura y los idiomas. Un sueño cumplido.

De entre sus novelas publicadas debemos destacar:
LA VIDA EN CUARTO MENGUANTE, Zócalo Editorial, marzo 2003
LA CARA OCULTA DE LA LUNA, Debolsillo, septiembre 2004
DÍAS DE MENTA Y CANELA, Plaza & Janés, mayo 2007, y Debolsillo, junio 2009

Comenzamos nuestra entrevista

Y la empezaremos con nuestra habitual batería de preguntas cortas con las que Libros y Literatura pretende conocer un poco más de cerca a los escritores, y en este caso a Carmen Santos.

A la hora de escribir...

1. ¿De día o noche?
Suelo escribir siempre de día - de noche soy incapaz de redactar nada coherente - y últimamente, mi horario de escritura se concentra en la tarde.

2. ¿El papel y la pluma han pasado a mejor vida?
Me gusta mucho escribir con pluma, pero para las novelas me he acostumbrado a usar el ordenador, porque me permite corregir sobre la marcha y ver el texto en formato de impresión, sin tachaduras ni el caos visual que queda después de unas cuantas correcciones.

3. ¿La inspiración llega por sorpresa, o sorprendentemente, siempre te pilla trabajando?
A veces, ese destello, esa imagen de la que podría nacer una novela, me asalta por sorpresa y en los lugares más insospechados, pero para que no se desvanezca, hay que tomar nota de la idea y después, trabajarla mucho. De lo contrario, se va igual que vino.

4. ¿Quién es tu mayor crítico?
Mi mayor crítico es mi marido, que lee mis textos bolígrafo en mano y no me perdona ni un sólo fallo.

5. ¿Qué personaje te gustaría que leyese tu libro?
Uy, qué difícil. Tal vez uno de esos escritores neoyorquinos que tan bien retrata Paul Auster.

6. ¿Qué libro(s) estás leyendo ahora?
Acabo de terminar Invisible de Paul Auster, uno de mis escritores favoritos, y he empezado Las uvas de la ira, de John Steinbeck.

7. ¿Qué libro guardas como el más valioso?
Guardo como oro en paño algunos libros de mi adolescencia, como un recopilatorio de mitología griega de Gustav Schwab que me regalaron cuando viví en Alemania, aunque en general me gusta conservar todos los libros que compro. La consecuencia es que tengo las estanterías abarrotadas.

8. ¿Qué usas para marcar las páginas?
Un marcapáginas de esos que te dan en las librerías, cuando tengo alguno a mano. Si no es así, me sirve cualquier papel, recibo de compra o post-it. Y a veces, cuando no encuentro nada de eso, doblo la esquina de la página. Ya sé que es una guarrería… no se lo digáis a nadie…

9. ¿lees reseñas en los blogs de libros?
Sí, me gusta entrar en los blogs de libros, porque siempre descubro a autores y libros interesantes.

10. ¿El mejor lugar para leer?
Soy capaz de leer en casi cualquier sitio (menos en el autobús), pero donde más a gusto leo es tumbada en el sofá de mi casa.

Haz clic en "leer más" para leer la entrevista completa

Y ahora si te parece pasemos directamente a tu último libro “Días de menta y canela”

Susana/LyL.-
Me ha gustado mucho tu libro y me ha gustado también la nueva portada con la que ha salido esta nueva edición ¿De quién ha sido la idea del cambio?
Carmen Santos.- La idea surgió de la editorial y quiero decir que esta nueva portada me sedujo desde el primer momento. No sé si se debe a que me gustan mucho los trenes, o a que esta imagen de la mujer caminando por el andén desierto capta muy bien el espíritu del libro, pero el caso es que estoy encantada.

Susana/LyL.- Otra cosa que me ha sorprendido gratamente del libro han sido los diálogos, utilizas un lenguaje muy coloquial, muy natural que queda muy bien incorporado a esa parte narrativa tan literaria y tan cuidada. ¿Eres buena conversadora o es más cuestión de saber escuchar a los demás?
Carmen Santos.- Soy muy observadora y me fijo mucho en cómo hablan y se mueven los demás. Tomo nota de cualquier cosa y a la hora de escribir, siempre procuro que los personajes hablen de un modo natural y que su forma de expresarse refleje su origen, el ambiente en el que se desenvuelven y su forma de ser. En Días de menta y canela hay, además, muchos saltos en el tiempo y para que resultaran creíbles, los personajes debían usar expresiones de la época correspondiente.

Susana/LyL.- Y respecto de las conversaciones del pasado ¿Debes tener buena memoria para recordar como se hablaba hace 30 años, no?
Carmen Santos.-
No creas que tengo un memorión, pero recuerdo perfectamente cómo hablaban los adultos en mi infancia, o las expresiones que empleábamos los jóvenes durante los años setenta. Yo diría que el lenguaje va asociado a los recuerdos.

Susana/LyL.- El Libro me ha parecido muy visual, casi como un guión de cine ¿Nadie te lo ha propuesto todavía?
Carmen Santos.-
Todavía no, pero estaría encantada de ver a Héctor y Clara en una película.

Susana/LyL.-
La emigración en los años sesenta, por motivos económicos, se ha tocado poco o nada en la literatura española ¿Qué crees que hay detrás de este silencio y olvido de esta parte de nuestra historia?
Carmen Santos.-
Creo que en España no nos gusta recordar los tiempos en los que nosotros éramos los pobres y nuestros padres o abuelos emigraban a los países ricos con una maleta de cartón atada con correas o cuerdas. Es como si nos avergonzáramos de nuestro pasado, cuando deberíamos hacer un homenaje a aquellas personas que, como mis propios padres, salieron durante los años sesenta en busca de un futuro mejor para sus hijos y que durante mucho tiempo enviaron a España unas divisas que contribuyeron al despegue económico de este país. Y eso es lo que pretendí hacer con esta novela: rendir mi modesto homenaje a mis padres y a todos los que tuvieron el valor de emigrar en tiempos difíciles.

Susana/LyL.- Tu fuiste una niña emigrante que retornó a los 16 años a Valencia y poco después te trasladaste a Zaragoza, ¿Crees que tanto cambio ayuda a ser más abierto de miras y a sentirse un poco como ciudadano del mundo o por el contrario se aferra uno más a esa primera tierra que siempre se recuerda con un cariño especial?
Carmen Santos.-
Depende de las circunstancias en las que se mueve una persona. Los emigrantes que partieron de España en los años sesenta sin haber salido nunca de su ciudad o pueblo y sin conocer el idioma ni las costumbres del país de destino, se aferraron con uñas y dientes a los recuerdos de su país como mecanismo de defensa contra el desarraigo. Pero los que nos criamos en la emigración siempre nos hemos movido entre dos culturas, sin pertenecer del todo a ninguna. Se puede decir que no somos de ninguna parte y al mismo de tiempo de todas, por lo que estamos acostumbrados a adaptarnos.

Susana/LyL.- Tengo que decirte que creo que eres una escritora valiente pues la incorporación erótica que incluyes en tus libros me parece muy buena y creo que es una línea que las mujeres no suelen atreverse a traspasar en sus novelas ¿Te suele molestar que te pregunten siempre sobre este tama?, lo digo porque seguro que si fueses escritor casi nadie te preguntaría por este asunto. ¿Crees que aun hay machismo en el mundillo literario?
Carmen Santos.- No me molesta que me pregunten sobre el erotismo en mis novelas. Supongo que en el fondo, la sociedad sigue siendo bastante puritana y ese tema nos suele chocar, sobre todo cuando la que se “desmelena” escribiendo es una mujer. Aunque, por otro lado, leyendo las entrevistas que le han hecho a Paul Auster a raíz de “Invisible”, he comprobado que a él también le preguntan mucho por el erotismo en esta última novela. Y él es hombre y un escritor de inmenso prestigio. Tal vez se deba a que el erotismo aún despierta en nosotros un interés morboso.

En cuanto al machismo en la literatura, sí he comprobado que no se mide con el mismo rasero la literatura escrita por una mujer que la producida por un hombre. Por ejemplo, si un hombre escribe una novela de personajes haciendo hincapié en los sentimientos, se alabará la profundidad de su introspección psicológica, lo humana que es su novela y lo bien que refleja lo que sienten sus personajes. Si lo hace una mujer, su novela será tachada sin más de sentimental y romanticona, manchando estos adjetivos con una carga peyorativa que no tienen por su significado, ya que no hay nada de malo en los sentimientos ni en el romanticismo.

Susana/LyL.- Este es un libro que yo, como coordinadora de un club de lectura, veo excelente para una buena tertulia ¿Te gusta participar en estos encuentros directos con los lectores?
Carmen Santos.-
Yo disfruto mucho en los encuentros con lectores. Es una gozada poder hablar de nuestros libros con personas que los han leído a fondo y que aportarán su interpretación personal, darán un enfoque novedoso o incluso habrán leído entre líneas alguna idea que ni éramos conscientes de haber reflejado. El encuentro directo con los lectores resulta muy enriquecedor para los autores, aparte de que nos lo pasamos de maravilla.

Susana/LyL.- Llevas a tu protagonista de Valencia a Düsseldorf, de vuelta a Valencia, y le regalas un viajecito a Zaragoza, ¿Ha sido esto un guiño a la ciudad en la que hoy vives?
Carmen Santos.-
Desde luego. En la novela quise reunir las tres ciudades en las que he vivido y que, cada una a su manera, han sido importantes en mi vida.

Susana LyL.- Por cierto, Zaragoza y su provincia creció mucho en los años setenta gracias la cantidad de emigrantes que recibía procedentes de muchos sitios de España y también acogió a muchos de los retornados de Francia y Alemania. ¿Crees que esto puede estar influyendo en que esta ciudad esté dando ahora tantos y tan buenos escritores y artistas en general?
Carmen Santos.- Esos movimientos migratorios siempre enriquecen el ambiente cultural, aunque también hay que decir que Zaragoza ha dado muchos artistas importantes a lo largo de la historia. Lo que ocurre es que antes, para destacar había que emigrar forzosamente a los lugares donde se movía la vida cultural, mientras ahora, gracias a internet, podemos dar a conocer nuestro trabajo sin tener que abandonar nuestro entorno.

Susana/LyL.- Tu protagonista encuentra su noticia en la red. Nosotros vivimos en la red ¿Crees que los blogs como LyL estimulan a la lectura y colaboran a difundir la cultura en general? Carmen Santos.- Ya lo creo que sí. En los blogs como LyL hacéis una valiosa labor de difusión cultural, acercando a los lectores muchas obras que de otro modo, dada la avalancha de libros que suelen inundar las mesas de novedades, tal vez pasarían desapercibidas. Y, por supuesto, fomentáis la lectura.

Susana/LyL.- En nombre de LyL y de todos nuestros lectores, muchas gracias Carmen.

Pues bien amigos, queríamos conocer mejor a Carmen Santos, la autora de Días de menta y canela, y no hay duda de que lo hemos conseguido, hemos descubierto en ella una escritora abierta, clara, amena, simpática y comprometida con la historia.
Susana Hernández, para LyL

domingo, 24 de enero de 2010

HOMENAJES

Hoy la entrada va de homenajes. El primero dedicado a Jean Simmons, la actriz británica que murió ayer a los 80 años. Interpretó películas como Hamlet, Cadenas rotas, Ellos y ellas o El fuego y la palabra, aunque yo la recuerdo sobre todo en el papel de Varinia en el Espartaco de Stanley Kubrick. Allí interpretaba a la mujer de Kirk Douglas, o Espartaco, el gladiador rebelde, musculoso y lleno de dignidad que lideró una rebelión de esclavos abocada al fracaso. Un peliculón que no me canso de ver, a pesar del empeño de los responsables de televisión en hacernos aborrecer esta historia programándola todos los años (o casi todos) para Semana Santa. Con Jean Simmons se nos va otro icono del cine a los que crecimos viendo películas del Hollywood clásico cuando aún las echaban en la tele, lejos aún de los reality shows y de los guirigays cutre-salchicheros al estilo de Dónde Estás Corazón y Sálvame.



También se cumplieron ayer cien años del nacimiento de Django Reinhardt, gitano de lengua francesa nacido en Bélgica y uno de los mejores guitarristas de jazz de todos los tiempos. En 1934 formó en París, junto al violinista Stéphane Grappelli, otro clásico del jazz, el Quinteto Hot Club. Aquí una muestra de ese jazz tan parisién con Nuages, tema que fue todo un éxito comercial en su día y que a mí siempre me hace pensar en las viejas películas de Jean Gabin:

viernes, 22 de enero de 2010

LOVE STORY

He tenido esta casa un poco abandonada últimamente, pero después de una semana bastante liada en la que no he dispuesto de tiempo para actualizar el blog, prometo enmendarme.

Para empezar, una noticia noticiosa: ¡Estreno página web! Tras unos días de pruebas, ya está operativa mi nueva web diseñada por Abdis. Podéis echarle un vistazo en la dirección www.carmensantos.es.

Y después de esta introducción, un bañito de nostalgia. El otro día venía en el periódico la noticia del fallecimiento de Erich Segal, el autor de Love Story. A la gente joven tal vez ni le suene quién fue este señor, pero los que tenemos unos añitos, o mejor dicho, las que tenemos unos añitos, aún recordamos la absurda frase que decían en la lacrimógena película de 1970 basada en su novela: El amor significa no tener que decir nunca lo siento. Una lindeza que hizo gracia al personal y acabó adornando los pósters que colgábamos en nuestras habitaciones de adolescentes enamoradizas. Luego estaba la banda sonora compuesta por Francis Lai. Una melodía suave y pegadiza que en su día cantó todo aquel que tenía voz y tocó todo aquel que tenía manos. Ahora me parece empalagosa, pero a los doce años esas cursiladas me hacían soñar. Sobre todo, teniendo en cuenta que el protagonista de Love Story era un Ryan O’Neal joven, musculoso y viril, que aún se hallaba muy lejos de convertirse en el señor gordote que aparece de vez en cuando en Mujeres Desesperadas. Claro que los años también pasan para los guaperas de Hollywood.

Yo vi la película varias veces. La primera en una expedición de amigas equipadas con un considerable cargamento de pañuelos de papel, porque la campaña publicitaria había difundido imágenes de gente que salía del cine llorando a moco tendido. La sugestión hizo efecto y cuando la protagonista murió de leucemia, no quedó en la sala ni un ojo seco ni un paquete de pañuelos entero. Me enamoré platónicamente de Ryan O’Neal y a partir de entonces, arrastré al cine a toda amiga que se dejara embaucar para ver de nuevo una película simplona que no merecía tanta peregrinación. Pero, ya se sabe que las hormonas adolescentes nublan la razón. Más adelante convencí a mi padre para que me dejara encargar la novela de Segal al Círculo de Lectores, al que estábamos suscritos en Alemania. Tampoco recuerdo que el libro poseyera una gran riqueza literaria, aunque huelga decir que en su día me gustó. Y no sólo a mí, a juzgar por las desmesuradas ventas en todo el mundo que convirtieron a Segal en millonario.

Han pasado cuarenta años desde aquella movida. No sé cuanta gente se acordará hoy en día de Love Story o de su autor, pero en mi memoria Segal, su novela y el entonces guaperas de Ryan O’Neal ocupan una parcelita especial.

(La fotografía es de www.coveralia.com)

viernes, 15 de enero de 2010

UNA MALA Y OTRA BUENA

1. Enlazo el interesante artículo que publica hoy David Trueba en El País en relación con el terremoto de Haití, que ha devastado un país ya de por sí paupérrimo. Ante las espeluznantes imágenes que nos sirven los medios en estos días, no he podido evitar pensar que, a veces, los ciudadanos del llamado primer mundo nos comportamos como niños mimados, persiguiendo quimeras absurdas y quejándonos muchas veces por nimiedades. No digo que nuestra crisis actual no esté siendo dura, que lo está siendo y mucho, pero, a diferencia de lo que ocurre en el tercer mundo, por lo menos aún tenemos acceso a una asistencia médica gratuita y podemos comer de caliente todos los días. Que no es poco.

2. Y paso a un tema más optimista. Muy optimista, incluso. Susana Hernández ha reseñado Días de menta y canela en Blog de Libros y Literatura, un espacio muy recomendable y muy trabajado de reseñas y noticias literarias. Copio el texto a continuación (he intentado incluir también las fotografías con las que Susana ha ilustrado la reseña, pero no he sido capaz) y pongo aquí el enlace para quien desee leerlo de primera mano. También hallaréis el link de este blog en mi lista de blogs favoritos.

Muchas gracias, Susana e Iván.

Opinión: Una buena novela que a través de una trama de intriga nos llevará con humor a recordar una parte de nuestra historia: España fue un país de emigrantes.

He leído el libro de Carmen Santos, Días de menta y canela, y será porque me cuenta una historia que me creo, porque su lectura me ha entretenido y en muchos pasajes incluso divertido, o porque me ha recordado que en mi más tierna infancia también me separaron de mis amigos, de mi cultura y de mi lengua; o será porque me aproximo peligrosamente a esa edad madura en la que, como la protagonista, intento, con el mejor de los humores, aceptar que la ley de la gravedad hace su trabajo día a día, será pues por todo ello, como os decía, que el libro me ha resultado excelente en la forma y en el fondo.

La protagonista, Clara Rosell, valenciana y felizmente casada con Emilio (un abogado ya algo fondón, que fuera en el pasado novio de su hermana Anita) y madre de dos hijos (tipo Zipi y Zape), decide volver a trabajar incorporándose a la redacción de un periódico sin tener experiencia alguna en la materia, lo que le crea grandes inseguridades.

Una noticia en internet atrae su atención: la muerte de un emigrante español, Héctor Laborda, en la localidad de Düsseldorf, ciudad alemana en el que, junto con su familia, nuestra protagonista pasara sus años de emigrante. La imagen de este español, viejo, sólo, y rodeado de curiosos recuerdos de otra época, como una botella de Fundador y una raída Biblia abierta por un durísimo salmo, y sus propios recuerdos de niña emigrante, será lo que le haga intuir que detrás de todo ello puede haber una buena historia. Y la hay.

Animada por su esposo, convence a su jefe y viaja a Düsseldorf acompañada de Héctor, un empresario zaragozano, hijo del fallecido, y hasta el que le ha llevado el inicio de su investigación.

En Düsseldorf conoceremos a un curioso y viejo jesuita, Antonio Vargas, amigo del fallecido y a Elke, la mujer por la que Héctor (padre) renunció a su esposa y a su hijo. Gracias a ellos nuestra protagonista podrá ir formando el puzzle de la vida del difunto Héctor.

Pero ¿Qué es lo que hace a este libro tan interesante?

(Haz clic en "Leer más" para seguir leyendo la reseña de este libro)

Fundamentalmente que estamos ante una novela en la que nos van moviendo en el tiempo con mucha soltura, de los duros años sesenta a la actualidad. Y si bien pudiera haber alguna parte autobiográfica en la novela, ya que la vida de la propia autora corre paralela a la infancia y juventud de Clara, esto le da fuerza a la parte del relato en la que rememora su vida, la de su familia y sus amigos, al igual que la de todos aquellos hombres que se embarcaron en ese “Tren de la Ilusión” que llevaba a los emigrantes españoles hasta Alemania, con el sueño de poder llevar con ellos a los suyos lo antes posible para compartir ese nuevo paraíso.

¡Que bien nos narra el penoso viaje del padre, las durísimas condiciones de trabajo, la alegría del reencuentro con su mujer y su hija, la decepción de quién espera el paraíso y encuentra sólo un duro día a día, el hacinamiento en los hogares, la añoranza de la tierra!

Y… ¿A qué me suena todo esto? ¡Qué fácil ha sido para este país olvidar lo duro que es ser emigrante! ¿Cómo no podemos entender que aquellos que hoy llegan a nuestras tierras quieran conservar algo de su cultura y costumbres, y el idioma, esa barrera que parece infranqueable pero que generalmente termina por ceder?

Pero el libro es mucho más que estos recuerdos del ayer. Hay una buena investigación que se sostiene, que podría ser por sí misma una trama de novela negra bien construida y con un desenlace independiente del propio final del relato. Estupenda base para una película pues la descripción casi la podemos ir viendo fotograma a fotograma.

Y sobre estas historias la vida de Clara. Lo que fue, lo que es, lo que podría ser y lo que será.

Clara y Héctor recorrerán Düsseldorf de la misma manera que se recorrerán el uno al otro, con la pasión que, según dicen aquellos que ya la han alcanzado, reaparece con la madurez; erotismo, sexo desinhibido y desbocado pero cerebral, se hace lo que se desea y se afrontan las responsabilidades. Y es que Clara y Héctor vivirán una hermosa historia de amor y pasión en la que ambos deberán tomar decisiones importantes para su futuro.

Me gusta que esta autora se adentre en este mundo erótico pues como ella misma dice:

“Si en la literatura hablamos de muerte, guerra, dolor, enfermedad, si los protagonistas trabajan, comen, duermen, sufren, hacen planes, ¿por qué no podemos describir cómo exploran el cuerpo de la persona de la que se han enamorado? Pienso que el erotismo es una parte fundamental del amor y de nuestras vidas y merece tener su lugar en la literatura”.

No puedo terminar esta reseña sin comentar los diálogos que contiene el libro, y es que por fin he encontrado en ellos el vocabulario de la calle, el real, ese que todos hablamos y escuchamos, y además, para los que ya tenemos unos añitos, vemos que logra el mismo efecto tanto en las conversaciones actuales como en las de sus recuerdos infantiles y juveniles.

Días de menta y canela fue ya publicada por Plaza & Janés en 2007, en la actualidad ha sido reeditada en este formato por DEBOLSILLO, y para mi gusto con una portada mucho más acertada. Y creo que merece esta reedición y que se siga leyendo por tres razones:

Primera: Porque es divertida y está contada con el humor de quién sabe reírse de sí mismo. Es de lectura rápida y ligera, sin adornos o descripciones superfluas, y nos permitirá leer tres novelas en una. Una buena novela negra, una intimista y una de amor, y toda ella rodeada de ese gran sentido del humor.

Segunda: Porque ahora que tanto hablamos de la recuperación de la memoria histórica, creo que también debemos recordar esta parte de nuestra historia, y Carmen Santos ha logrado trasladarme la forma de vida de esas familias que emigraron por motivos económicos y que se llevaban con ellos esa imagen idealizada de lo que dejaron atrás. Y tras el retorno, el reencuentro con la tierra que tanto habían añorado estando lejos y esa extraña sensación de no ser ya de ninguna parte.

Tercero: Finalmente, Días de menta y canela, nos hará reflexionar sobre el paso del tiempo, el personal y el social.

En lo social coincido con la escritora cuando dice:

“Creo que los españoles somos reacios a recordar que no hace tanto años, éramos nosotros los que debíamos emigrar para poder salir adelante. Es como si ahora que vivimos bien, consumimos como si nos hubiéramos vuelto locos y nos hemos convertido en receptores de inmigrantes, nos diera vergüenza recordar que España siempre fue un país del que la gente emigraba a América, o a la Europa rica en los años sesenta, para poder comer de caliente”.

En lo personal, os diré que me ha hecho pensar en que acumulamos con el paso de los años experiencias, amigos, recuerdos, todo un pasado que está ahí y que no podemos cambiar; pero siempre que queda vida tendremos este presente que hay que vivir intensamente, y un futuro con el que podremos seguir soñando.

Susana Hernández

lunes, 11 de enero de 2010

DE TODO UN POCO...

Acabo de hacer una breve incursión en los periódicos on-line y me encuentro con la noticia del fallecimiento del director de cine francés Eric Rohmer. No era uno de mis directores favoritos, aunque sí me gustaban sus películas. Quizá podían resultar algo lentas, pero eran muy incisivas en lo psicológico y de gran elegancia en lo visual. Rohmer se ha ido con 89 años y un montón de películas en su haber.

Y leo otra noticia que me parece curiosa. O alucinante. O esperpéntica. No sé cómo calificarla. Según dice el titular del artículo: “Decenas de miles de mujeres publican el color de sus sostenes en Facebook”. Al parecer, añaden a sus perfiles de Facebook un color que hace referencia al de su sujetador. No se sabe muy bien de dónde ha salido la iniciativa, aunque la relacionan con una campaña para concienciar sobre los peligros del cáncer de mama y la necesidad de su prevención.

Debo de estar quedándome anticuada, pero ¿qué sentido tiene proclamar a los cuatro vientos el color de nuestra ropa interior siguiendo una convocatoria de procedencia dudosa? ¿Es que no hay otra forma de concienciar al prójimo (o la prójima) sobre la importancia de prevenir el cáncer de mama? Vamos, yo no suelo cortarme un pelo cuando escribo en mis novelas sobre amor, erotismo y otros temas, pero… de ahí a dar detalles sobre el color de mi ropa interior...

Pues va a ser que no.

(La fotografía la he tomado de El País y es de Reuters)

martes, 5 de enero de 2010

EL MES DE LOS BUENOS PROPOSITOS

Entre excesos gastronómicos y algún kilo nuevo nos hemos plantado en el mes de enero que, junto con septiembre, tal vez sea la época del año en la que más buenos propósitos nos hacemos. De repente, todos nos planteamos comer de modo más saludable, hacer más deporte, ser más amables y disfrutar de esas pequeñas cosas que siempre desdeñamos en nuestra busca de sueños vistosos y, a veces, inalcanzables. En enero suele haber overbooking en las bicicletas de los gimnasios, las consultas de los nutricionistas se llenan de penitentes del turrón y en las rebajas nos sacan los últimos euros que no habíamos quemado en derroches navideños. Y en cuanto se nos diluye la morriña del cambio de año, volvemos a nuestras pequeñas miserias de siempre.

Por eso, hace mucho que no me planteo cambiar de vida cuando irrumpe enero. No me propongo volverme más alta, ni más rubia, ni llegar a correr la maratón de Nueva York (es un decir). Mis propósitos para el nuevo año se reducen a tomarme las cosas con más filosofía - porque soy muy dada a comerme el coco -, a resistir lo que haga falta - porque, como decía Cela, el que resiste, vence - y a empezar a trabajar en una nueva novela que tengo en mente. Una historia que, en compañía de otra, llevaba rondándome desde hace algún tiempo y al final ha acabado por imponerse a su rival. Y es que tienen razón los que dicen que las historias nos encuentran abriéndose camino en la cabeza hasta desbancar a cualquier competidora (algún día hablaré con calma sobre cómo me abordan a mí).

Por lo demás, y en vista de cómo está el patio de la economía, esperemos que se vean pronto esos famosos brotes verdes de los que habla todo el mundo con tanto afán.

Que se os den muy bien los Reyes esta noche y... no olvidéis colocar los zapatitos para cuando lleguen montados en sus camellos (aunque igual ahora van en moto como los de Telepizza, vete a saber).

Y para acabar esta primera entrada del año, una versión de Celia Cruz de I will survive. ¡Asssúuucaaar!!!!!!!!