jueves, 12 de marzo de 2009

CANTANDO BAJO LA LLUVIA

Hoy, un poco de cine musical para insuflarnos optimismo, que falta nos hace. ¿Y qué mejor escena que la de Gene Kelly empapándose mientras baila bajo una lluvia torrencial pensando en su chica, de la que se acaba de despedir?

Sé que no a todo el mundo le gustan los musicales de Hollywood. Mucha gente me ha dicho: ¿pero qué sentido tiene que un tipo esté comiendo, se acuerde de su chica, salte de la silla y se ponga a dar brincos y gorgoritos con la boca llena? ¿O que ese loco esté sentado en un banco con su chica y de pronto, se ponga en pie y se le declare cantándole cursiladas, mientras ella le sonríe con cara de boba? Y no les falta razón. Hay musicales del viejo Hollywood que son un batiburrillo de canciones, bailes y almíbar no apto para todos los gustos. Pero hay otros donde los números musicales están perfectamente integrados y complementan una historia que en algunos casos, contiene buenos golpes de humor. Como esta película, una de mis favoritas de toda la vida.

Claro que yo tengo alma de carroza. Me crié en Alemania viendo con mi madre viejas películas de Hollywood en la penumbra parpadeante de un televisor en blanco y negro. Y creo que las dos soñábamos por igual. Tal vez por eso me gustan escenas como la de Gene Kelly cantándole a la cursi de Debbie Reynolds (esta mujer es lo único que me chirría de la película) en un plató de cine vacío, donde sólo hay un foco, un ventilador y una escalera. Y me encanta verles bailar.

Eso sí: estas cosas sólo me gustan en el cine. Si un hombre se plantara delante de mi tan cargado de razón como Gene Kelly y arrancara a cantarme su amor, creo que echaría a correr y batiría marcas de velocidad.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues ya ves, a mí me encantaría que, en la vida real, la gente, de vez en cuando, nos dijésemos las cosas cantando...
De hecho, en el trabajo, más de una vez me tienen que hacer como al bardo de Astérix...
Besitoss
pepa

39escalones dijo...

Pues yo, por razones personales, técnicas y culturales, soy de los que no tragan el musical, de Hollywood o de donde sea. Y sin embargo, hay musicales superlativos e imprescindibles, como éste, que es mucho más que un musical: músicas inolvidables, escenas memorables, iconos visuales del mundo moderno reconocibles en cualquier parte. Cuando el cine, aunque sea musical, trasciende más allá de la pantalla y se convierte en seña de identidad y memoria sentimental, el gusto personal o los argumentos a favor o en contra pesan poco.
Saludos.

Anónimo dijo...

Es una de mis escenas de cine favoritas! La vería una y mil veces que siempre me sabria distinta. Gracias por ofrecerme esa posibilidad
Besos de Melusina

Carmen Santos dijo...

Pepa: Pero no dirás que no sería raro que un hombre rompiera a cantar para declararse. A mi me asustaría mucho, mucho, mucho.

39escalones: Pese a mi afición al cine musical de Hollywood, hay algunos que tampoco trago, como los del estilo de "7 novias para 7 hermanos", por poner un ejemplo, que me parecen una acumulación de almíbar rancio que no se puede aguantar. Pero musicales como éste, o los de Fred Astaire, u otros más recientes tipo "Cabaret", me privan.

Melusina: Yo tampoco me canso de ver esta escena. Transmite muchísimo optimismo. Por cierto, lo que se ensoparía el pobre Gene Kelly para rodarla.


Besos

Anónimo dijo...

¿Y el glamour que tendría subir al autobús cantando? ¿Y en la consulta del dentista?¿Y qué me decís de la ventanilla de Hacienda?¿Y entrar todos en el trabajo, con la cartera en la cabeza cantando "Ay, ay, ay ay, qué trabajos nos manda el Señor..."?
Pepa

Carmen Santos dijo...

Lo de subir al autobús cantando no nos vendría mal para alegrarnos los caretos por las mañanas, pero entrar en la consulta del dentista cantando... eso ya son palabras mayores. Yo no sería capaz de semejante proeza.
Besos