viernes, 23 de enero de 2009

IN THE SUMMERTIME

Hacía mucho que no actualizaba mi particular recopilación de la banda sonora de Días de menta y canela. De cara al fin de semana, he buscado In the Summertime de Mungo Jerry, música de unos tiempos en los que llevábamos pantalones muy ajustados (que entonces no eran elásticos, por lo que corríamos peligro de que reventaran las costuras a la altura del trasero en el momento más inoportuno), con las perneras acabadas en campana bajo las que asomaban las punteras de aquellos terribles zapatos con plataforma. Creo que si midiéramos el grado de horterez en la moda de las diferentes épocas, los años setenta estarían muy pero que muy arriba en el ranking.
En Alemania bailábamos esta canción siguiendo una especie de coreografía coral que había que aprenderse previamente y cuyos pasos ya no recuerdo. Si alguno de la generación “Cuéntame” os acordáis, no os cortéis en aportar esa información enriquecedora.


Aquí un pequeño extracto de Días de menta y canela donde se habla de Mungo Jerry.

Las Tres Gracias llegamos a la fiesta cuando sonaba In the Summertime. Desde el año setenta, los encargados del tocadiscos pinchaban esa canción para caldear el ambiente y la gente se colocaba en hilera e intentaba seguir una embrollada coreografía coral. Stefan ya bailaba en una de esas filas. Su melena lisa refulgía dorada bajo las luces policromas que convertían al aula en discoteca por un día. Los rompehielos se deslizaban sobre el suelo al ritmo impuesto por Mungo Jerry. Mi estómago casi reventó de la emoción. Pero entonces reparé en Sabine, ondulándose justo a su lado. La hurí con busto de lenguado agitaba la blonda cabellera al dictado de los zapatos con plataforma más machos de Dusseldorf. El culo rectilíneo se mecía embutido en unos vaqueros con floripondios bordados en los bolsillos de atrás. El jersey, amarillo limón y muy ajustado, moría varios centímetros por encima del ombligo. La risita de Sabine trinaba a través de la música cual paloma en pleno ritual de apareamiento. Stefan, la tórtola macho, sacaba pecho mientras movía cuello y cabeza hacia abajo y hacia arriba. Tal vez hasta escapara un uh, uh, uh de la caverna de su buche. Aunque eso no lo pude comprobar. La música estaba fuerte. Y yo demasiado lejos.

4 comentarios:

La Perra de Kenia dijo...

Mi vecina se ha llevado tu libro para leerselo XD
Ya ves ... haciendo amigos!

Anónimo dijo...

Estupenda canción para esta noche de sábado, la acabo de escuchar dos veces. Genial.

Y me ha gustado reller el texto entresacado del libro (una vez leído emociona reciordarlo).

Un abrazo y feliz domingo

Carmen Santos dijo...

Vaya, Roben, ¡qué ilusión! Muchas gracias por recomendar mi libro.
Besos

Carmen Santos dijo...

Ernesto: Me alegro de que te haya gustado recordar esta canción, reflejo de "aquellos maravillosos años" de la época "Cuéntame".
Besos