domingo, 8 de noviembre de 2009

SOBRE LAS DESCARGAS DE LIBROS


He leído hoy en XLSemanal un excelente artículo de Carmen Posadas sobre la descarga gratuita de libros por internet y los problemas que eso nos crea a los autores. Creo que explica perfectamente la problemática desde el punto de vista del autor y por eso copio más abajo el link. Merece la pena leer este artículo, con cuyo contenido estoy de acuerdo hasta la última coma.


9 comentarios:

Anónimo dijo...

He leído el artículo de Carmen Posadas que recomiendas y lo he encontrado enormemente interesante, y por supuesto coincido contigo, yo también estoy de acuerdo en todo su contenido.

Besos.

Carmen Santos dijo...

La verdad es que analiza con total claridad el problema que suponen para los autores (y para la industria editorial) las descargas de libros desde internet. No añadí comentarios en el post porque el artículo de CP explica la problemática a la perfección.
Besos

39escalones dijo...

Bueno, aquí un jurista que no ejerce tiene algunas salvedades que hacer a algunas cosas que se apuntan en el artículo y no se desarrollan. Pero en esencia, está bien. Ahora, en este debate me parece que siempre se tiende a la simplicidad de la relación autor-pirata, y se habla muy poco de la piratería legal. Desconozco como es la cosa en el mundo editorial más allá de los dos euros que uno se lleva por un libro de 20. La pregunta sería: si hablamos de derechos de AUTOR, ¿por qué hay 18 euros que no van al autor? Entiendo la cuestión de los costes y demás, pero, aún así. ¿Por qué de un CD de 15 euros el AUTOR se lleva 0,75, y si además es intérprete 1,5? ¿Por qué el guionista de una película o de una serie de televisión no cobra un euro de su venta en concepto de AUTOR? ¿Quién se lleva la pasta "legalmente" que "legalmente" no cobra el autor, descontados costes? Eso, la piratería legal, no está en el debate. Y, a mi juicio, es el lugar por dónde empezar el debate antes de hablar de otras cosas.
Besos.

carmen dijo...

Me leí el artículo en el semanal.
No entiendo como un autor se lleva solo dos euros en un ejemplar que cuesta veinte.
Saludicos.

Carmen Santos dijo...

39escalones: Buena pregunta, Alfredo. Pero yo entiendo que este tema que planteas es otra historia. Me explico: cuando una editorial decide publicarnos un libro, los autores firmamos un contrato en el que se especifican una serie de condiciones, entre ellas el porcentaje que percibiremos por la venta libro. Y desde el momento en que nos hemos declarado de acuerdo con ese reparto, sería absurdo dedicarnos después a quejarnos de que nos pagan poco. Claro que a los autores nos gustaría percibir más dinero. Como a todo el mundo. Pero publicar con una editorial solvente ofrece una serie de garantías que no tendríamos si nos autopublicáramos o si colgaramos el libro directamente en internet. Garantías como una edición cuidada, una buena distribución (esto es vital para un libro y también una parte muy difícil del proceso de edición), una buena promoción y que el libro llegue a mucha gente. Creo que eso también hay que tenerlo en cuenta.

En cualquier caso, tal como lo veo yo, en la relación autor-editorial (o músico-discográfica, etc. etc.) hay dos partes con “nombres y apellidos” que llegan a un acuerdo. Es decir, dos partes que “dan la cara” y que, dado el caso, podrían sentarse a negociar.

Pero en la cuestión de la piratería, todo se hace de forma anónima. Alguien que no da la cara digitaliza un libro y lo cuelga en internet para que todo el mundo se lo pueda descargar y leer gratis. Nadie pregunta al autor si le parece bien que su trabajo, un trabajo de meses, incluso de años, quede a merced de que todos dispongan de él como deseen. A veces, los libros son colgados incluso en formato Word, con lo que el texto puede ser modificado por cualquiera como le plazca. A mí todo esto me parece una falta de respeto terrible y me duele cantidad. Por supuesto, también me duele la cuestión económica. Me parece una aberración que alguien disponga así de un trabajo que no es suyo con el lema de que “la cultura debe ser gratis”. Porque la cultura no puede ser gratuita. Incluso los actos culturales de los que disfrutamos gratis han sido subvencionados por algún ayuntamiento o alguna institución. Para crear cultura, ya sea escribir un libro, grabar un disco, rodar una película, montar una obra de teatro o un concierto, pintar un cuadro, hay que invertir mucho tiempo y dinero, que después hay que recuperar de algún modo para poder seguir creando. Porque si no sacas un mínimo de beneficio, y puesto que todos tenemos que comer y pagar facturas, habrá que buscarse los garbanzos por otro lado y si estás ocupado cazando los garbanzos uno a uno con trabajos alimenticios, no puedes crear. O al menos, no le podrás dedicar mucho tiempo al día a la creación. Es así de sencillo. Y me gustaría que los que digitalizan libros y los que se los descargan intentaran ponerse algún rato en nuestro lugar, o sea, el de los autores. Para entendernos un poquito y para comprender que, como dice Carmen Posadas, el ego no da para comer de caliente.

Por eso, creo que el debate debería empezar por el flanco de la piratería. Porque si ésta acaba perjudicando a la industria editorial como ha hecho con la discográfica, al final ya no nos quedará industria y no hará falta ni plantearnos si el porcentaje que percibe el autor nos parece justo o no.

Uuf, me he quedado exhausta. Ya perdonarás la arenga, Alfredo, pero es que me ha salido del alma.

Besos

Carmen Santos dijo...

Es lo que hay, Carmen.
Saludicos

39escalones dijo...

Perdonada, faltaba plus. A lo que voy, al principio del todo, es: ¿realmente te pones de acuerdo con una empresa como un igual? ¿Puedes elegir, negociar, reformular cláusulas? ¿O más bien firmas lo que en contratos bancarios, de servicios, etc., se llama "contrato de adhesión (es decir, un contrato tipo que es el que hay, y si no, nada)? Me temo que sólo los grandes gurús cuyas ventas están garantizadas pueden contratar de igual a igual; para los demás quedan los contratos de adhesión, con todas las garantías que quieras, pero eso, en última instancia, no es un contrato. Para que éste exista se precisa consentimiento, objeto y causa, pero también que no haya dolo o simulación, y me temo que la simulación, por mero interés comercial, es lo único que hay, al menos por parte de la editora. Y no es que me vaya por las ramas, es que me he ido por el árbol entero...
Besos.

39escalones dijo...

Todo eso para concluir que el punto de partida, para mí, es plantear otro modelo cultural que no sea el de consumo, que, a la vista está, no funciona. ¿Cuál sería la alternativa? Pues ahora mismo no lo sé, pero está claro que el modelo actual no funciona, y no exclusivamente por culpa de quienes piratean, que es, en última instancia, lo que quería decir.

Carmen Santos dijo...

Pero esa igualdad de la que hablas es una utopía. Desde que el mundo es mundo y los tratos se cerraban con un apretón de manos, siempre ha habido una parte que tenía más poder que la otra o estaba en situación de ventaja con respecto a la otra. Todos queremos arrimar el ascua a nuestra sardina. No creo que haya que darle más vueltas. Y regresando al tema que nos ocupa, que es el del mundo editorial, para un autor (sea un superventas o no) es mejor publicar con una editorial seria por las razones que he expuesto en el comentario anterior, más una que se me olvidó incluir: las editoriales respetan nuestros derechos de autor, lo que no es poco teniendo en cuenta cómo está el patio.
En cuanto a lo de plantear un modelo cultural que no sea de consumo, vale, a priori y como idea suena muy bien. Pero antes de echar alegremente por tierra el modelo actual, habría que discurrir una alternativa que tenga en cuenta los derechos de los creadores de contenidos culturales. Si la alternativa pasa por colgar esos contenidos en la Red sin el consentimiento de su autor y que éste no vea un euro, pues digo eso tan manido de “Virgencita, que me quede como estoy...”.
De todas maneras, me da la impresión de que empezamos a desviarnos del tema y nos estamos yendo por los los cerros de Úbeda, por lo menos.
Besos