miércoles, 4 de noviembre de 2009

CINCUENTA AÑOS CON LA MUERTE EN LOS TALONES

He leído que el lunes hizo cincuenta años del estreno de Con la muerte en los talones de Alfred Hitchcock. Es una película que no tiene desperdicio, pero cuando pienso en ella, lo primero que me viene a la cabeza es la escena de la avioneta fumigadora que persigue a Cary Grant por una carretera solitaria en medio del secarral y acaba estrellándose contra un camión cisterna. Bueno, también está la persecución final por el Monte Rushmore, con Cary Grant y Eve Marie Saint trepando por las rocas donde están esculpidas las caras de los presidentes de los Estados Unidos. Y muchas escenas más. Aunque donde esté la de la avioneta…


8 comentarios:

Anónimo dijo...

ayyyy! Cary Grant de mi alma, no ha habido nadie como él por mucho que queramos ver una beta de su carisma en George Clooney!! me subyugó el sr. Kaplan! -perdón por toda la emoción derramada, es que soy admiradora aférrima de Hitchcock y adoradora incondicional de Cary Grant-.
besos
Mon

Carmen Santos dijo...

Pues ya somos dos, Mon, porque yo también soy una incondicional de Cary Grant y de Hitchcock. Coincido contigo en que, aunque George Clooney sea un hombre muy atractivo y un actor aceptable, no le llega a Cary Grant ni a la suela del zapato. Estaba elegante hasta corriendo con la lengua fuera delante de esa malvada avioneta fumigadora.
Besos

Anónimo dijo...

Carmen, quería preguntarte...conoces a Cristina Grande? Es también aragonesa no? O al menos vive en Zaragoza, creo.

Samuel

Carmen Santos dijo...

Hola, Samuel. Sí, Cristina Grande es de Zaragoza, aunque no la conozco en persona. Hasta ahora, no hemos coincidido en ningún evento literario.
Besos

carmen dijo...

Estupenda película.Y estupendo Cary Grant.
Saludicos.

Carmen Santos dijo...

Desde luego, Carmen. Ambos se han convertido en clásicos.
Saludicos

39escalones dijo...

Peliculón, no le sobra nada, por más que, analizándola, la trama es un absurdo como un templo de grande (vamos, un MacGuffin de dos horas largas). Grant hizo aquí de precursor de James Bond (bueno, más que Grant, el agente invisible al que suplanta, George Kaplan) y si no lo contrataron para encarnar a Bond en vez de a Connery fue por la edad. Y como detalle, Hitchcock reconoció haber filmado en esta película su plano más ordinario: cuando Grant ayuda a Saint a subir del precicipio, la imagen se solapa con la de Grant ayudando a Saint vestida de novia a subir a su litera. Inmediatamente después, el tren entra en un túnel como una bala: sin comentarios.
Abrazos.

Carmen Santos dijo...

Pues sin quitarle mérito a Sean Connery, que me encanta, creo que Cary Grant habría estado muy bien como James Bond si hubiera sido más joven.
La escena que comentas es realmente poco sutil para ser de Hitchcock. Eso del tren que entra en el túnel a toda velocidad... desde luego, sobran los comentarios.
Besos