sábado, 17 de octubre de 2009

REFLEXIONES SOBRE LA LITERATURA ESCRITA POR MUJERES

Llevo toda la semana con la intención de escribir sobre los prejuicios contra la literatura escrita por mujeres. Pero ya se sabe: la falta de tiempo, las prisas, luego se cruzó en mi camino Errol Flynn

El caso es que quería comentar la entrevista a Isabel Allende que salió la semana pasada en MujerHoy, el suplemento que acompaña los sábados a Heraldo de Aragón (y otros periódicos, según creo). Hoy he leído en El Periódico de Aragón la entrevista a Ángeles Caso, flamante ganadora del Premio Planeta. Y en las dos autoras me han llamado la atención varias de las respuestas que dan, porque creo que ponen el dedo sobre la llaga.

Isabel Allende:
Si El amor en los tiempos del cólera, uno de los libros más maravillosos de Gabriel García Márquez, lo hubiera escrito una mujer, quizá lo hubieran tachado de romántico y femenino. Muchas han rebajado el nivel sentimental de sus libros por temor a que los críticos las tacharan de blandas.

Me da rabia que cuando se habla de literatura a secas se asume que está escrita por un hombre blanco. Y todo lo demás necesita adjetivos: literatura infantil, literatura china, literatura femenina... Mucha crítica es terriblemente machista. Siendo mujer es más difícil ser publicada, ser tenida en serio, ser estudiada en las universidades
.

Ángeles Caso:
Los hombres son los que marcan la pauta de la cultura. El problema es que nosotras nos hemos dejado atrapar en esa trampa porque, presumiblemente, la mirada valiosa es la de ellos. Pero me niego a que por ver el mundo como mujer mi literatura sea considerada noña, cursi y sentimental.

Cuando publiqué mi primer libro, una persona muy conocida en el mundo del rock, nada sospechosa de conservadurismo, me dijo que por norma no leía libros de mujeres. Eso es un prejuicio tan absurdo como si yo dijera lo contrario. Pero un hombre puede decir estas cosas y nadie se rasga las vestiduras.

Bueno, pues ahí va mi propia experiencia: Yo debuté en el año 2003 con una novela de alto contenido erótico, La vida en cuarto menguante. Como ya sabréis los que soléis pasar por aquí, narra la historia de amor entre una mujer madura acomodada y un pescador de veintidós años que se prostituye para completar sus magros ingresos. El libro funcionó muy bien dentro del ámbito de distribución de una editorial modesta, aunque de trayectoria honesta y reconocido prestigio, como es Onagro (antes Zócalo). Quienes más lo leyeron y se entusiasmaron con él fueron mujeres. Porque la mayoría de los hombres - y de eso me di cuenta sobre todo en las ferias del libro - solían ignorar una historia de amor cuya autora era una mujer. Cuando les contaba a los que se detenían ante la caseta, que los personajes eran una cuarentona y un joven que podría ser su hijo, murmuraban una excusa y se iban. O compraban el libro para su esposa, su novia, alguna amiga. Muy pocos se lo llevaban para ellos. Aunque en ferias posteriores, algunos de esos señores se acercaban y me comentaban que su esposa, novia, amiga les había insistido en que leyeran el libro, y que les había gustado. Pero creo que en general, los hombres siguen considerando este tipo de historias como un devaneo femenino. Las fantasías erótico-festivas de una señora madura. Y estoy convencida de que si leen eso mismo – o sea, el amor entre una mujer madura y un hombre joven – narrado por un hombre, seguramente lo considerarán desde el principio literatura de la buena. Pero cuando una mujer escribe sobre ello, su producto tiene muchos boletos para ser tachado a priori de novela rosa y cursi, o incluso de desahogo de mujer insatisfecha.

Por supuesto, no todos los hombres tienen esos prejuicios. Ha habido muchos que han leído La vida en cuarto menguante y mis siguientes novelas porque les apetecía. Mi propio marido, que es mi primer crítico y también el más duro, disfruta con ellas y siempre me ha animado a escribir como escribo. Es decir, dando importancia a los sentimientos desde mi punto de vista, que es el de una mujer. También quiero destacar que han entrado (habéis entrado y seguís haciéndolo) muchos hombres en este blog después de haber leído Días de menta y canela. Pero, por desgracia, sigue habiendo un alto porcentaje que considera la literatura de mujeres como de inferior calidad y piensa, como apunta Ángeles Caso, que nuestro enfoque es cursi y sentimental (¿por qué siempre damos un sentido tan peyorativo a este adjetivo?).

Al igual que aún ocurre en muchos ámbitos de la sociedad (aunque, sin duda, hemos mejorado en las últimas décadas), a las escritoras nos sigue resultando más difícil que nos tomen en serio. Y, ojo, también hay mujeres que tachan de rosa, o directamente de ñoño, lo que escribimos otras mujeres cuando profundizamos en el amor o en los sentimientos en general. Y creo que es cierto lo que afirma Isabel Allende, de que muchas autoras rebajan el nivel sentimental de sus novelas para que sus libros entren dentro de la categoría de la literatura considerada "seria". Como si el amor, el erotismo, los sentimientos en general, no fueran algo muy serio. ¿Acaso no son el motor de nuestras vidas y lo que nos hace seguir adelante cuando las cosas vienen mal dadas? Entonces, ¿por qué avergonzarnos de ser como somos y de escribir como escribimos? Yo, desde luego, no creo que las escritoras debamos adoptar estereotipos masculinos para que nos respeten. Y pienso seguir dando cancha al amor, al erotismo y a los sentimientos en mis historias. Y si eso es rosa, pues bonito color.

17 comentarios:

Gonzalo Muro dijo...

Siempre he creído que la Literatura se divide en buena y mala, siendo la nacionalidad, sexo, religión, etc., un mero dato que no contribuye a dar más valor al texto sino a comprenderlo.

Como señalas, en muchos casos el proceso es el inverso, si escribe una mujer, o un indio o quien sea que no guste o se minusvalore, se descarta el libro. En última instancia el perjudicado y empobrecido es el que se limita a sí mismo aunque desde la perspectiva del autor entiendo que tiene que ser doloroso como dices de tu experiencia.

En fin, la Literatura no es sino como la Vida, con sus mismas injusticias y miserias, pero también desde ella, la Literatura, se puede impulsar el cambio. Y por ello es tan importante que más y más mujeres escriban, no en vano siempre se dice que la mayoría de los que leen son mujeres.


Un saludo y un brindis por el cambio.

carmen dijo...

y

Carmen Santos dijo...

Gww: Yo también creí siempre que lo importante en la literatura es la calidad, pero, por desgracia, y al igual que ocurre en todos los ámbitos de la vida, hay muchos otros factores que influyen.

De todos modos, yo disfruté muchísimo con la publicación de "La vida en cuarto menguante". Lo que ocurre es que me chocaba ver todas esas cosas que comento. Después, con las siguientes novelas, por supuesto que también disfruté. Siempre vivo el "nacimiento" de un libro con gran ilusión, pero el primer libro publicado tiene algo de mágico y especial que es irrepetible.

Como tú dices, la literatura es como la vida. Y en la vida, las cosas se consiguen luchando día a día. Brindemos, pues, por el cambio.

Besos

Carmen Santos dijo...

Hola, Carmen. Me temo que tu comentario se ha perdido en algún lugar del ciberespacio. Pero en cualquier caso:
Saludicos de domingo.

carmen dijo...

Estupendo post Carmen.Totalmente de acuerdo con todo lo que lo que dices.También con las declaraciones de Ángeles Caso.
La literatura es buena o mala,pero nunca por ser masculina o femenina.Como dice Ángeles,solo por ver el mundo como mujer,su literatura no puede ser peor que la de un hombre.
Aunque sea un poquico largo,transcribo aquí algo escrito por la Dra.en Medicina Louann Bizendine,neuropsiquiatra de la Universidad de California.
Los cerebros masculino y femenino son diferentes por naturaleza.Pensad en esto.¿Qué ocurre si el centro de comunicaciones es mayor en un cerebro que en otro? ¿Qué,si el centro de la memoria emocional es es mayor en uno que otro?¿ Qué,si un cerebro desarrolla una mayor aptitud para captar indicios en los demás que la que posee el otro cerebro ? En este caso,nos encontraremos ante una persona cuya realidad dictaría que sus valores primarios fueran la comunicación,la conexión,la sensibilidad emocional y la reactividad.Esta persona estimaría tales cualidades por encima de todas las demás y se sentiría bloqueada por otra persona cuyo cerebro no captara la importancia de dichas cualidades.En síntesis tendríamos a alguien dotado de un cerebro femenino

Saludicos.

carmen dijo...

No sabes que rollo.He escrito el comentario unas siete veces y no me dejaba enviarlo.
Simplemente por haber puesto unos triangulitos que hay en el teclado que no sé como se llaman.
En el anterior coment se me ha olvidado decirte que aún me tengo que empezar La vida en cuarto menguante.En el momento que me lo lea,te cuento.
Saludicos.

Carmen Santos dijo...

Hola de nuevo, Carmen. Ahora si que ha entrado el comentario entero. Es que cuando se ponen bordes estas cosas de internet, quitan las ganas de tener ganas.

Muchas gracias por el texto de la Dra. Brizendine. He visto en Google que tiene un libro editado por RBA: "El cerebro femenino". Habrá que echarle un vistazo. Por el extracto que citas, tiene pinta de ser muy interesante.

Pues nada, cuando leas "La vida en cuarto menguante", ya me dirás.

Saludicos de domingo

Anónimo dijo...

Y digo yo... por qué narices hay gente que se enseñorea de haber leído 'ya' tal o cual libro'? Yo presumo de ser libre para leer lo que quiero leer, cuando lo quiero leer o cuando es el momento... porque hay alguien a parte de la 'avecesodiada' crítica que juzga lo que es leíble y lo que no lo es? por qué el que lee los más famosos bestseller es 'mejor' que el que ha leído más historias pero quizás más mediocres? también hay pijos en la lectura? hay que leer de 'marca'? si son escritos acaso por mujeres son malos de entrada? lo que importa amigos es: el hecho de leer, pasarlo bien y sacar conclusiones, si hacemos eso con una lectura apasionante, estremecedora, tierna y dulce... qué más se puede pedir?? Mil Felicidades de nuevo por tus libros Carmen.
BEsos.
MOn

39escalones dijo...

No estoy muy de acuerdo con Allende, que no me gusta nada, por cierto, y no porque sea mujer, sino porque no me gusta lo que escribe. El argumento sobre "El amor en los tiempos..." no es defendible: de momento no he visto otro libro, de mujer u hombre, que escriba algo parecido, desde luego no Allende, y ya lo juzgaré cuando lo vea. Comparto, eso sí, los argumentos de Ángeles Caso sobre la visión masculina de casi todo.
En el cine se da un caso similar al que planteas (en pleno debate sobre la Ley del Cine, que plantea medidas de discriminación positiva), pero, honradamente, sólo puedo decir dos cosas: que en el cine también existe mayoritariamente (aunque cada vez menos) esa visión masculina de casi todo, y que la ecuación película romántica o sentimental+mujer directora = pastel es errónea. A los números me remito.
Eso sí, como hombre debo añadir que, simplemente, hay historias que me interesan y otras que no, y que no determino eso en función del sexo del autor, sino de lo que creo que pueden ofrecerme. Y determinada pornografía sentimental puede interesarme tanto o tan poco como una orgía de testosterona de Michael Bay.
Abrazos.

Anónimo dijo...

Por lo que a mí respecta, me gusta la literatura contada por mujeres, quiero decir, que cuando leo un libro no me fijo si el/la que lo ha escrito es hombre o mujer. Y desde Isabel Allende, pasando por Marcela Serrano, Cristina Peri Rossi o las españolas Almudena Grandes o Susana Fortes, o tú misma Carmen, se han escrito muy bellas páginas de literatura.
Saludos

Samuel

Carmen Santos dijo...

Mon: Gracias por la felicitación. Yo también pienso que lo importante - y lo gratificante - de la lectura es que nos sintamos libres de leer lo que nos pida el cuerpo (o la mente) en cada momento, para saborear, gozar y sacar nuestras conclusiones.
Besos

Carmen Santos dijo...

39escalones: A mí me llamó la atención lo que dice Allende y lo incluí en esta pequeña recopilación, porque creo que no va nada desencaminada. Yo también pienso que si ese mismo libro (o sea, exactamente esa misma historia), que por cierto es una de mis novelas favoritas de García Márquez, hubiera salido con el nombre de una autora, toda esa descripción tan detallada y maravillosa que hace García Márquez del amor incombustible de Florentino Ariza habría sido percibida como sentimental (en el sentido peyorativo que suele dársele casi siempre a esa palabra).
Por cierto, qué grima me dan las medidas de discriminación positiva. Siempre me han parecido parches mal puestos.
Besos

Carmen Santos dijo...

Samuel: Gracias por la parte que me toca. Es un honor que me cites junto a todas esas escritoras.
Desde luego, lo importante es la historia que se cuenta y cómo se hace, pero por desgracia, aún quedan muchos prejuicios.
Besos

Anónimo dijo...

Afortunadamente me encuentro entre los que no distinguen quién ha escrito una obra determinada, simplemente me gusta o no, es buena o no lo es.

Creo que, aunque sigue existiendo gente que diferencia según el género del autor, en general cada vez somos más lectores (mujeres y hombres) los que reconocemos la calidad literaria son independencia de que sea una mujer o un hombre el creador.

Y además, en los últimos años se ha producido un aumento de la literatura escrita por mujeres que igualan, si no mejoran, a los autores masculinos, dando lugar a un boom espectacular de estas.

Prueba de ello eres tu misma, que personalmente la lectura de tus obras las disfruto al cien por cien.

Abrazos

LUIS ROSER RODRIGUEZ dijo...

Carmen un saludo lo primero, me gusta mucho lo que dices y coincido con todo ello.
La literatura o es buena o no tan buena...pero poco importa si quien la ha escrito es hombre o mujer, son juicios y atribuciones que más tienen que ver con estereotipos sociales y atribuciones trasnochadas que con la verdadera creación literaria.

Hoy he ido a la casa del libro a comprar un manuel de Psicologia que me hace falta para la carrera y he visto tu libro en bolsillo.
Lo he comprado, aunque tendrá que esperar a que acabe con el gran Alvaro Pombo.

Un placer leerte

Carmen Santos dijo...

Ernesto: Sí es cierto que sois muchos los hombres que no prejuzgais en función de si el autor del libro es hombre o mujer (como los que entrais en este blog, sin ir más lejos). Eso es una gozada, sin lugar a dudas, aunque creo que aún quedan por ahí muchas bolsas de prejuicios. Pero, bueno, poco a poco los iremos superando entre todos.
Besos

Carmen Santos dijo...

Luis: Un saludico también.
Tú lo dices: los (pre)juicios sobre un texto en función de si lo ha escrito un hombre o una mujer (o un occidental o un oriental, un heterosexual o un homosexual, un católico o un musulman, por poner más ejemplos) son "estereotipos sociales y atribuciones trasnochadas" que no tienen nada que ver con la literatura. Por desgracia, siguen vigentes y condicionan a mucha gente a la hora de enfrentarse a un texto literario.
Besos