miércoles, 28 de mayo de 2008

TAL COMO ÉRAMOS

Ayer, los periódicos trajeron la noticia de la muerte de Sidney Pollack, víctima de un cáncer a los 73 años. Y me acordé de aquella película de 1973 protagonizada por Robert Redford y Barbra Streisand: Tal como éramos. Sí, ya sé que Pollack tiene mejores trabajos: Danzad, danzad, malditos, Yakuza, Tootsie, Memorias de África… Pero a mí, el que me toca la fibra sensible es esta historia de amor entre dos seres muy diferentes, que se quieren con locura pero cuyo amor no basta para limar sus diferencias. Él es un chico guapo y bien criado que desea ser escritor, dotado de talento pero un tanto superficial. Ella es todo lo contrario: comprometida políticamente, muy intelectual, nada bella y peleona. Salta la chispa entre ellos, pero el fuego que prende no es suficiente para que lleguen a ser felices. Robert Redford sale guapísimo en esta película, con su flequillo rubio y esa sonrisa pícara que descubre una inmaculada dentadura de chico criado con leche de vaca y buenos cereales. Hasta la Streisand luce casi bella.



Vi Tal como éramos en Valencia, nada más volver de Alemania a los dieciséis años. Estaba en pleno descubrimiento de un país que mis padres me habían enseñado a idealizar hasta lo irreal. Adaptándome a otro idioma, a un nuevo instituto, a nuevas amigas. Recuerdo la luz anaranjada de Valencia, la proximidad del mar, la emoción de ir a un instituto mixto cuando en Alemania estudiaba en uno de chicas, y un amor platónico cuyo objeto de deseo jamás debió de enterarse de los sentimientos que despertaba en mí. Mucha inseguridad, desconcierto, sueños de adolescente e infinidad de incógnitas. Como corresponde a esa edad. Y aún así, a pesar de que ahora me siento mucho más a gusto dentro de mi piel que entonces, recuerdo esa época con la serpiente de la melancolía enroscándose ladina en la boca del estómago. Quizá por lo lejos que va quedando esa etapa de mi vida, más que por lo feliz que llegara a ser entonces.

Por eso, y por las extrañas cadenas de imágenes que engarza la memoria, llevo recordando desde ayer esta película y la canción que puso de moda Barbra Streisand, mezclando todo ese cóctel con mis propios recuerdos. De vez en cuando, apetece refocilarse en la nostalgia. Y para echar las sales a este baño de melancolía terapéutica al que tenemos derecho de vez en cuando, aquí la escena final de Tal como éramos. Preparemos los pañuelos.

8 comentarios:

Magda Díaz Morales dijo...

No he visto la película, pero por lo que dices parece muy bonita. Físicamente no me gusta Robert Redford, tan güero (rubio) no me es atractivo, pero como actor es estupendo. Y bueno, Barbara Streisand es excelente.

Estos cambios de ciudad, y en tu caso de país, no son nada sencillos. Yo los viví también de niña y adolescente. Era adaptarse a todo lo nuevo. También en ocasiones siento nostalgia por aquellos dias, sobre todo porque aun estábamos toda la familia...

Carmen Santos dijo...

Hola, Magda. Si que es una película bonita. No creo que sea una de las mejores de Pollack, pero a mí me gusta volverla a ver de vez en cuando. Me conmueve. Supongo que se debe a los recuerdos y nostalgias que me despierta. Todos tenemos nuestros "fetiches de la memoria" y esta película es uno de los míos.

Desde luego, los cambios de ciudad o de país no son fáciles. Lleva un tiempo adaptarse. Creo que cuanto mayores nos hacemos, más nos cuesta cambiar de entorno y adaptarnos a él. Pero al final, de un modo u otro nos acabamos integrando.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias, Carmen, por el obsequio de estas escenas finales de "Tal como éramos". Inolvidable la mano de la Streisand apartando el mechón rebelde de Redford y acariciándole el cogote cuando se dan ese castísimo abrazo. A mí tembién me parece una película que emociona, quizás se deba a que soy de tu generación y, al igual que tú, recuerdo cuando la ví hace taitantos años.
Yo entonces pensé que todas las ideologías juntas no valían el flequillo de Redford, y que qué tonta era esa chica
Ahora, con la perspectiva que dan los años pues...¡sigo pensando lo mismo, qué caramba!
Un beso

Carmen Santos dijo...

Hola Pepa. Es verdad: esa mano apartando el flequillo de Robert Redford y acariciándole el cogote dice todas las cosas que ellos no se atreven a decirse. Cuando vi "Tal como éramos" a los dieciséis años, me llevé bastante chasco con el final. Estaba convencida de que los dos volverían a estar juntos. Ahora, el final me sigue entristeciendo cuando veo de nuevo la película. Esas miradas de los dos lamentando lo que se les escapó de las manos...

En fin, a nosotras siempre nos quedará el flequillo del joven y terso Robert Redford para admirarlo en tardes lluviosas y melancólicas.
Besos

Anónimo dijo...

Y quizás sea mejor, mantener un recuerdo impoluto, de un flequillo joven y de un Redford sin arrugar. Quizás, si el pijo y la activista se hubieran juntado Pollack habría hecho más tarde una peli sobre sus miserias y mutuos desengaños.
A fin de cuentas (y son palabras tuyas)"un príncipe azul de cerca no tiene nada de azul, y menos de principesco. Es un pesado más."
Besos
Pepa

Carmen Santos dijo...

Veo que has leído "La cara oculta de la luna", Pepa. ¡Qué ilu!
Aunque ese final de "Tal como éramos" resulte algo triste, creo que es el mejor. A veces, los finales felices no pegan en las historias y a lo mejor, la reconciliación del Redford y la Streisand habría resultado algo forzada.
Besos

Anónimo dijo...

Para ser exactos, lo estoy terminando. Y estoy realmente enganchada. Me ha contado un pajarito que el sábado vas a estar firmando libros en Independencia, así que allí me tendrás. Para mí has sido todo un descubrimiento. "La cara oculta de la luna" me parece genial, y espero que lo sean también tus otros libros.
Besos
Pepa

Carmen Santos dijo...

Pues nos veremos en la Feria, Pepa.
Besos