jueves, 25 de febrero de 2010

ARCO IRIS DE BASILEA

Como excepción ilustro una entrada recurriendo a una fotografía personal: mi padre delante de la estación central (Hauptbahnhof) de Düsseldorf cuando llevaba poco tiempo viviendo allí (mi madre y yo aún estábamos en España).



Hace ya tiempo, concretamente en junio de 2008, leí en El País semanal un artículo de Rosa Montero donde hablaba de Arco Iris, la asociación de emigrantes españoles jubilados en Basilea, y los dos libros que le había enviado esta asociación: Tal como éramos y Tal como somos. Cito textualmente a Rosa Montero:

Uno se titula Tal como somos, y es una sólida encuesta sociológica hecha por ellos mismos sobre los residentes españoles de la zona mayores de sesenta años (en total, según sus cuentas, hay 336). El otro trabajo, titulado Tal como éramos: españoles en Basilea 1957-1980, cuenta lo que fue la emigración a través de testimonios personales y de un montón de fotos antiguas y maravillosas, retratos de bodas y bautizos, de fiestas con bailes regionales, del primer televisor comprado con esfuerzo, de la modernidad.

Me emocioné cuando leí el artículo y le dediqué una entrada (aquí el link), porque me sentía como si ese emotivo escrito de Rosa Montero (aquí el link) hablara de mi propia vida y la de mis padres. Pues resulta que hace algunas semanas, recibí un correo de María Ángeles Díaz Burgos, la responsable de esos dos libros y que trabaja en la asociación de pensionistas Arco Iris. En él me comentaba que, navegando por internet, había dado con mi blog a través de esa entrada concreta y me ofrecía enviarme los dos libros para que pudiera leerlos de primera mano.

Ha sido francamente emocionante ver las fotografías y leer los recuerdos de aquellos emigrantes, recogidos en el tomo Tal como éramos. Algunos se parecen a los que me han contado mis padres: “Comí más de una vez carne para perro envasada. La colocaban en el supermercado junto a la normal…”. Y está la anécdota de los niños que acaban ejerciendo de intérpretes para su padres, como nos tocaba hacer a los hijos: “Otros vieron en los niños la solución a sus problemas de comunicación y se hacían acompañar por ellos a todas partes para que les tradujeran aquello que no entendían… ”. O la de lo cotizadas que estaban las tortillas de patata entre los suizos – en mi caso, mis amigas alemanas siempre pedían a mi madre que les hiciera tortilla (“Tor-til-ya”, como pronunciaban ellas) cuando venían a comer a casa: “No había día que saliéramos al campo que no se nos acercara algún suizo al olor de la tortilla de patata…”.

Y qué decir de las fotografías, tan parecidas a las que nos hacíamos en aquella época los españoles emigrados. Fotos de niños subidos a un trineo; instantáneas ante el televisor, el tocadiscos o el coche nuevo; comidas campestres durante las excursiones; retratos de hombres jóvenes delante de la estación central de su ciudad…

Son retazos de vidas de emigrantes recopilados con gran sensibilidad en un documento de primera. Muchas gracias, María Ángeles, por haberme brindado la oportunidad de leer estos libros. Los guardaré como oro en paño.

6 comentarios:

39escalones dijo...

Yo tengo "familia" en Dusseldorf, también a raíz de la emigración de los sesenta. Lo pongo entre comillas porque no guardo con ellos más que una relación tangencial de lo más esporádica, pero la fotografía me ha hecho recordar a unas cuantas personas en las que no suelo pensar a menudo. Gracias.
Besos.

Carmen Santos dijo...

Me alegro de que la foto de mi padre te haya servido de recordatorio. No suelo colgar fotografías personales en el blog, pero esta vez me apetecía poner una propia para ilustrar el tema de la emigración. Sentimental que es una.
En fin, como creo que ya comentamos por aquí algún día, en casi todas las familias españolas hay alguien que emigró en los años sesenta.
Besos

carmen dijo...

Besicos para una estupenda escritora que, en su día ,tubo que irse de su país.
Saludicos

Carmen Santos dijo...

Muchas gracias, Carmen.
Besicos

mariano dijo...

Hola Carmen
Hoy he vuelto a actualizar de nuevo Mis Favoritos, eliminando esas Webs en desuso y vuelvo a encontrar de nuevo tu Blog, hacia mucho tiempo que no entraba por aquí y me he alegrado mucho volver a leerte.
La foto de tu Padre delante de la Hauptbannhof de Düsseldorf, me lleva de nuevo al pasado, cuando vivía en Neuss y casí semanalmente nos ibamos a Düsseldorf a ver lo que se "cocía por allí" yo tambien tenía una foto delante de la Hauptbahnnhof, no se que fue de ella, hay cosas que se pierden a lo largo de la vida que no se deberian de perder.
En la memoria se quedan muchos recuerdos gratos de aquellos años, muchos amig@s que se han ido desvaneciendo con el tiempo, pero sobre todo me queda el recuerdo de la amistad y la solidaridad, que por decirlo de alguna manera, nos unia a los españoles emigrantes.

Decirte una vez más que tu libro: Días de menta y canela, ya es una parte importante en mi biblioteca.
Gracias y abrazos

Carmen Santos dijo...

Hola, Mariano:
Me alegro mucho de saludarte de nuevo por aquí.
Sí, aquello de hacerse fotos delante de la Hauptbahnhof era muy habitual en aquellos tiempos. Creo que todos tenemos alguna, ya sea nuestra o de nuestros padres.
Es cierto que a todos nos quedan buenos recuerdos de entonces. Para mis padres fueron tiempos duros, sobre todo al principio, pero aun así, mi madre cuenta ahora muchas anécdotas bonitas de entonces.
Besos